Allan Holdsworth


Desde muy pequeño Allan Holdsworth tuvo la música en su casa de manos de sus padres, unos grandes amantes del jazz y la música clásica. Esto, probablemente, le influyó en su manera de investigar sonidos y experimentar con ellos, algo que podemos apreciar en su nuevo álbum, “The sixteen men of Tain”, donde ha grabado, además de la guitarra, sonidos con el synthaxe en el ordenador vía MIDI. Sin duda es una de las pocas personas que ha utilizado este avanzado instrumento y ha apreciado lo que significa. Esperamos que no tarde mucho en regresar a España, esta vez de gira, y no perder la ocasión de verle en directo.

La presentación de su nuevo disco, “The sixteen men of Tain”, ha sido la razón por la que hemos podido disfrutar de Allan Holdsworth durante unos días en España. En este disco ha grabado con músicos de la talla de Dave Carpenter al bajo; Gary Novak y Chad Wackerman a la batería y Walt Fowler a la trompeta. El mismo Allan ha producido y mezclado el disco que nos ha llevado a hacerle esta interesante entrevista.

¿A qué edad empezaste a tocar y qué tipo de música escuchabas?
Bueno, ésa es una buena pregunta porque empecé a escuchar música cuando tenía alrededor de tres años, pero no quería ser músico, solamente disfrutar escuchando música. No podía entender que había composiciones que podían hacerme llorar y otras que podían hacer que me sintiera contento. Era como una cosa mágica, una cosa realmente fascinante. Cogía los discos de mis padres y, aunque todavía no sabía leer, los conocía todos y los identificaba echando un vistazo a las portadas. Creo que cuando tenía unos once o doce años mi padre intentó enseñarme a tocar el piano, pero no me gustaba el piano. No es que no me guste escuchar a otros tocar, simplemente yo no me sentía cómodo sentado allí. Pensé que quería tocar un instrumento de viento, como un saxofón, por ejemplo, pero en aquella época eran bastante caros y mis padres no podían comprármelo. Así que mi padre le compró a mi tío una vieja guitarra, pero la verdad es que al principio tampoco me gustaba mucho. Me ponía delante del espejo y empezaba a imitar a Elvis. Mi padre aprendió a tocar la guitarra por su cuenta, era pianista, así que al principio no tenía mucha técnica pero sí muchos conocimientos, así que tocaba cosas muy atractivas, pero no muy rápido. Hasta los dieciocho o diecinueve años no empece a tener interés, a tomármelo en serio. Sólo quería escuchar música, no ser músico. No sentía que tuviera nada que ofrecer como músico. Pero, sin saber cómo, cambié. Inconscientemente pasaron los años y me empecé a dar cuenta de que me comenzaba a gustar.

¿Te has sentido interesado por otros instrumentos?
Primero toqué la guitarra y luego quise experimentar con otros instrumentos. Me gustaba mucho el clarinete. Estuve buscando sonidos diferentes, así que primero probé con el clarinete, luego con un clarinete bajo, más tarde con el más alto, el más pequeño que hay. Pero tuve problemas en los oídos, se me perforaban los tímpanos de soplar, así que lo dejé y volví a la guitarra otra vez. Desde entonces, inconsciente o subconscientemente he intentado que la guitarra no sonase como una guitarra.

Creo que has estado interesado por los violines...
Había un violín en casa, pero al principio no estuve muy interesado. Lo interesante del violín es que se puede hacer que suene como un instrumento de viento, ya que puedes tocar notas largas y cambiar el sonido. Además me gusta la afinación con quintas, es muy lógica. Pero no podía tocar acordes y por eso lo dejé. Volví con la guitarra porque comprendí que tardaría veinte vidas en aprender a tocar bien un instrumento, así que tenía que elegir uno.

Actualmente, ¿cuánto tiempo dedicas a practicar?
Bueno, toco todos los días. A veces sólo improviso y otras veces me siento y trato de ponerme a estudiar escalas nuevas, acordes nuevos, etc. Hay tanto por aprender que me duele el cerebro, así que a veces me tengo que concentrar en una sola cosa hasta que la aprendo. Lo hermoso de la música es que cada vez que aprendes algo nuevo, se abre una puerta que te muestra algo distinto que no sabes todavía. Esto me demuestra que nunca sabré todo sobre la música, y eso es muy bonito.

Háblame sobre el equipo que utilizas, ¿es el mismo en estudio y en directo?
Más o menos. Eso va cambiando porque mi sonido va cambiando. Los últimos años usaba amplificadores Boogie, pero estos dos últimos años he estado utilizando amplificadores digitales de Yamaha. Realmente me gustan. Parece que la persona que diseñó estos amplificadores consiguió un sonido muy cercano a lo que yo quiero conseguir. Antes utilizaba mi propio dispositivo. Consistía en pasar la señal de la salida del altavoz a la entrada de línea de otro amplificador, de modo que podía poner el volumen muy alto, consiguiendo la textura que quería pero controlando el nivel de volumen de salida. Podía conseguir un sonido muy grande pero con poco volumen. Por eso me gustan los amplificadores digitales, porque en su diseño se utiliza este concepto, y ahora todo el montaje es más sencillo.

¿Qué efectos sueles emplear normalmente?
No uso ningún pedal pequeño, tengo dos grandes racks. Antes utilizaba muchísimos efectos pero era demasiado para llevar en la carretera. Lo que tengo ahora es suficientemente bueno. También uso un ecualizador para la guitarra solista.

¿Qué papel tienen los ordenadores dentro de tu proceso creativo?
A veces los utilizo. A veces me gusta sentarme con una guitarra y un cuaderno, y otras veces con el synthaxe grabo en el ordenador vía MIDI.

Cuéntame algo más acerca del synthaxe.
Soy una de las pocas personas que lo utiliza y quizás, una de las pocas personas que realmente ha apreciado lo que es este instrumento. Es un instrumento adelantado a su tiempo y es un poco triste que haya desaparecido. La mayoría de los guitarristas no quieren saber nada de él. Solía hacer clinics, intentaba encontrar sonidos nuevos y la gente me pedía que lo hiciera sonar como una guitarra. Me parecía interesante dejárselo a otra gente porque siempre intentaban tocar cosas de guitarra con él, y yo lo trataba como otro instrumento. Lo único que tenía en común con la guitarra es que sabía dónde estaban las notas. Pero ahora ya ha desaparecido. Es una lástima.

Has participado en los discos de muchos artistas, ¿Con quién te has sentido especialmente cómodo?
Ha cambiado con el tiempo pero, teniendo en cuenta esto, una de las mejores cosas que hice fue tocar con la banda de Tempest, porque fue mi primera experiencia de viajar con un grupo. También con Soft Machine, porque era muy creativo y tenía total libertad para tocar lo que quisiera. Me sentía muy cómodo. Recuerdo que me decían: "tocas demasiadas notas", y ahora no me parece que hubiera tantas notas. Y con Tony Williams también me encantó tocar. Quizás fue la mejor experiencia de todas y también la peor, porque pasaron muchas cosas malas en el grupo, pero bueno..., las cosas malas las olvido.

Y también tienes una larga carrera en solitario. ¿Has tenido facilidades para grabar tus proyectos?
Es muy difícil mantener contratos discográficos con el tipo de música que me gusta. Las compañías de discos quieren vender millones y, claro, con esta música no es probable que lo hagan.

Sin embargo, siempre has intentado tocar lo que quieres sin dejarte influir por las exigencias de las discográficas...
Sí, ya he tocado en muchos grupos donde la gente me decía lo que tenía que hacer y decidí que quería hacer esto. Económicamente fue una decisión desastrosa. Cuando formé mi primer grupo con Gary Husband estuve a punto de dejar la música porque no ganaba suficiente dinero y entonces conocí a Matt Valy, que tenía una columna en Guitar Magazine, me encontró y me enseñó todas estas revistas en las que aparecía mi nombre y de las que yo no tenía ni idea. Así que me organizaron unas cuantas actuaciones en California. Fue increíble pasar a tocar delante de diez personas en un pub en Inglaterra a clubes en California con seiscientas o setecientas personas y siempre llenos. Así que pensé que era el momento de trasladarme. Fue por esto que me fui a los EE.UU., por trabajo... y es mejor para evitar la lluvia. No es que sea muy aficionado a la playa ni nada de esto, pero me gusta ver el cielo azul y el sol de vez en cuando.

¿Qué tal la experiencia en el nuevo álbum?
Bastante mala porque cuando empecé no tenía discográfica. Había hecho un par de giras y sabía que quería grabar algo con el grupo, así que mi manager dijo que pagaría a los músicos y los grabamos en un estudio que tengo en casa. Este estudio está más preparado para las mezclas que para grabar porque no hay mucho espacio físico, así que fue un poco incómodo, un poco duro... pero lo hicimos de cualquier modo. Hicimos la mayoría de los temas en tres días: viernes, sábado y domingo. Luego lo dejamos y estuve tres o cuatro años en los que, en lugar de ir a festivales de música, iba a festivales de cerveza presentando un aparato que había diseñado. Entonces quedó todo muy parado y empezamos a ir de gira otra vez. Y luego giras, cervezas... lo mezclé, no estaba contento, lo volví a mezclar... No es raro en mí que mezcle varias veces, intento exprimir las cosas al máximo.

¿Y finalmente estás contento con el sonido obtenido?
Sí, bueno, en mitad del proceso estaba bastante descontento pero ahora lo he escuchado y se acerca bastante a lo que esperaba. Lo había escuchado tantas veces que ya no sabía si era bueno o no, y necesitaba un descanso. Cuando volví empecé a escuchar la música otra vez y dije: "bueno, no está mal".

Una curiosidad, ¿puedes explicar algo más acerca del título del álbum “The sixteen men of Tain” (“Los dieciséis hombres de Tain”)?
Oh, sí, claro. Suelo utilizar uno de los títulos de las canciones a veces, y esta canción tenía un ambiente vacacional o navideño. Y, bueno, no bebo whisky normalmente pero, de vez en cuando, bebo whisky de malta escocés. Me gusta mucho, es muy especial. No es como el whisky normal, que es una mezcla de distintos destilados. En los pueblos de Escocia hay destilerías en pueblos pequeños que hacen su propio whisky de malta con un sabor muy especial. Es muy caro para beberlo habitualmente pero un poco está bien. Y hay uno que se llama Glenmar Angy, que creo que significa ‘valle de la calma’, o algo así, y que al final de la botella está escrito "fabricado por los dieciséis hombres de Tain", un pueblo escocés. Sólo dieciséis tipos trabajan en esta destilería y son las gentes que guardan el secreto de esta receta. Me encantaba cómo sonaba y encajaba con la melodía festiva de la canción.


“The sixteen men of Tain”
2000
ENFASIS RECORDS

¿Y el texto que aparece en el interior?
Bueno, es de un libro de James Caas llamado "Juegos finitos e infinitos". Es un libro sobre la vida y en este fragmento separa a la gente en tipos de personas finitas e infinitas. Me gustó mucho. Un amigo me enseñó el libro cuando estábamos en el proceso de creación y me dijo "mira, tú eres de este tipo de personas". Esto surgió y le gustó al que hizo el diseño de la carátula, así que lo incluyó.

¿Tienes algún proyecto a corto plazo, gira, conciertos en España?
Bueno, espero poder venir a España pronto. Y hay un nuevo disco con Jimmy Johnson que saldrá en unos meses. Es muy diferente, más agresivo. Quería volver a tocar con los músicos con los que había trabajado antes y con los que disfruté mucho.

Alex Belencoso (Para la revista española Musired.com)

 

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