Como cambiar las cuerdas

Algo tan aparentemente fácil como encordar una guitarra puede realizarse de muy diversas formas, aunque si quieres conseguir un buen afinado de tu instrumento tendrás que hacerlo de forma correcta. Encordar bien desde un principio quiere decir acostumbrarse a obtener una buena afinación del instrumento en poco tiempo.
Cualquier luthier puede decíroslo. De los cientos (¿miles?) de instrumentos que pasan por sus manos sólo un 10%, aproximadamente, llegan adecuadamente encordados. Esto no deja de ser paradójico si tenemos en cuenta las alternativas:

1. Dedicar 25 minutos a colocar mal unas cuerdas que en consecuencia se desafinarán constantemente y que además pueden llegar a saltarnos un ojo.

2. Hacerlo adecuadamente en 10 minutos, disfrutar de una afinación estable y evitar riesgos físicos.

Todo el material necesario para está operación es un alicate de corte. Cuanto más duro sea el filo mejor, ya que las cuerdas no son precisamente blandas. Puesto que poco a poco se irán marcando los filos, es mejor que tengáis un alicate para este uso específico y no utilicéis unos dedicados.

Cortar por lo sano.

El mito de que no se deben cortar las cuerdas antes de ponerlas en el instrumento sigue vivo. Según esta teoría debéis colocar la cuerda, afinar y, sólo entonces, cortar la longitud sobrante. La razón que se alega es que el entorchado puede aflojarse echando a perder la cuerda.

Sin embargo la mayoría de las cuerdas se fabrican en la actualidad con un entorchado suplementario de seda en el extremo libre, literalmente sobre el núcleo de la cuerda, para impedir que esto suceda. Si no fuera éste el caso bastará, de todos modos, con doblar la cuerda 90º un centímetro justo antes del corte.

No te enrolles tanto...

Los mejores resultados se consiguen cuando una cuerda da entre dos y tres vueltas y media en el poste de la clavija. Cuanto más larga sea la cantidad de cuerda alrededor de la clavija más inestable será la afinación, ya que la cuerda cede y se recoloca de manera desigual; a medida que la tensión se redistribuye por la cuerda, ésta se afloja repentinamente produciendo un ruido característico y lanzándote de cabeza fuera del tono en mitad de la interpretación.

Hay músicos que tienden a acumular el máximo posible de vueltas alrededor del poste para aumentar, de este modo, la presión de la cuerda contra la cejuela y así evitar que la cuerda salte sobre ésta. Una solución mucho mejor es utilizar un calzo que presione las cuerdas contra la pala sin interferir en la afinación.

De todos modos, ante la duda, deja las cuerdas un poco largas, siempre podrás volver a cortar. Pero si cortas demasiado...

... y enróllate bien.

Hay varias formas de encordar correctamente según el tipo de instrumento. Los factores a tener en cuenta son: el tipo de cuerda, el ángulo de la pala, el tiro (scale) y el tipo de puente, pero sobre todo el tipo de clavija; hay clavijas grandes o pequeñas, con ranuras y con un profundo agujero vertical en el centro o con un agujero horizontal que atraviesa el poste de lado a lado.

En la mayoría de los bajos tipo Fender encontraremos clavijas grandes con una ranura en el centro del poste; se las conoce como orejas de elefante por la forma de la llave. Utilizaremos este tipo como ejemplo principal.

Paso 1

En estos instrumentos pasaremos la cuerda a través del cordal (o del cuerpo) y por encima de la selleta del puente. Es importante ser cuidadoso y rozar lo menos posible el entorchado con las partes metálicas.

Paso 2

A continuación, llevar la cuerda al tope y cortarla entre 7,5cm. y 9cm. más allá de su poste correspondiente (no sin antes haberla doblado 1 cm. más cerca del puente).

Paso 3

Encajar el extremo cortado en el agujero del poste tan profundamente como sea posible y luego doblar la cuerda 90º hacia un lado de la ranura. Empujar las cuerdas hacia atrás de manera que sobresalga lo más posible del puente sin desencajarse de la clavija. De este modo, el extremo prisionero de la cuerda (la bolita) queda libre para girar sobre el eje de la cuerda. Según vamos enrollando la cuerda en el poste de la clavija, ésta tiende a girar sobre sí misma. Si el tope de la cuerda está inmovilizado añadimos a ésta una torsión elicoidal, sometiendo al núcleo a una fatiga innecesaria y, en consecuencia, a un envejecimiento prematuro (esto no sucede con las cuerdas de doble bola -doble ball end-).


Paso 4

Apriétales las clavijas.
Girar la clavija con una mano mientras mantenemos la tensión de la cuerda contra el poste con la otra mano.

Paso 5

Debemos guiar la cuerda de manera que cada vuelta quede por debajo de la anterior.

Paso 6

Cuando la cuerda tenga cierta tensión, presionarla en el punto donde se separa del puente para doblarla (muy ligeramente) sobre la selleta, a fin de establecer un apoyo firme y un buen punto de flexión (witness point).

Paso 7

Una vez afinada la cuerda, tirar firmemente de ella en el punto medio (traste 12) y luego soltarla. La afinación se bajará bastante

Reafinar y repetir tres o cuatro veces este último paso. Ya estamos en orden de combate.

El proceso es similar para los bajos que llevan clavijas más pequeñas (Gotho, Schaller, M-4, etc.) pero teniendo en cuenta que un poste más pequeño supone menos longitud de cuerda por vuelta. Una longitud de cuerda entre seis y siete cm. más allá del poste será suficiente y asegúrate, antes de comprar las cuerdas, de que el extremo libre pueda entrar bien en el agujero del poste (no todas las cuerdas calzan bien en todas las clavijas).

Átame.

En instrumentos en los que un agujero atraviesa el poste de la clavija (bajos Hoffner, guitarras eléctricas, acústicas, etc.) usaremos una doblez de seguridad. Pasar el extremo de la cuerda por el agujero de la clavija y no tensarla a tope, dejar la cuerda suficiente para las dos o tres vueltas y media.

Entonces hacer una doblez de 90º y llevar el extremo libre de la cuerda media vuelta alrededor del poste en sentido contrario al que el poste gira para subir la afinación. Pasar la parte libre por debajo de la parte larga de la cuerda y luego cruzarla de vuelta por encima. En cuanto empecemos a girar la clavija, la cuerda quedará fijada.

Cirugía (no sólo) estética.

Dejar sin cortar los sobrantes de cuerda nos puede dar una estética muy a lo Sid Vicious, pero es también un seguro de pinchazos en las yemas de los dedos (el parche en el ojo es, por el contrario, opcional).

Por otro lado, al quitar las cuerdas viejas es conveniente cortar la parte que ha estado enrollada al poste para no dañar el acabado del instrumento.

Como casi todas las rutinas, ésta es mucho más simple de hacer que de explicar. Sin embargo, prestar atención a los detalles nos ahorrará tiempo, esfuerzo y dinero.

Seamos cuerdos.

Un amigo bajista (y guitarrista) nos dijo una vez: "cuando yo toco, tocamos la cuerda y yo; todo lo demás, el instrumento, pastillas, circuito, cables, ampli, bafles sólo son soportes, que si son buenos dejarán pasar (para bien y para mal) todos los matices de mi ejecución y si no, los limarán hasta dejarlos sin ningún carácter".

Así pues si la cuerda es la principal fuente de tu sonido, enróllate con tus cuerdas.

de Musired.com

 

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